“Una historia de amor y desamor. De esperanza y desesperanza. De pasión y abandono. De clamor y silencio. De vida y muerte. O de morir en vida. O de morir de amor. Dos mujeres, dos caminos. Distanciadas en el fracaso o en el éxito. Unidas en la misma soledad y en el amor loco e imposible. Una y otra por encima de la edad se aferran dramática y visceralmente a un amor crepuscular”. Así es como Enrique Belloch, guionista y director, define Pestañas postizas, su ópera prima en el campo de la dirección cinematográfica. En efecto, la película presenta a dos mujeres, de edad avanzada, que comparten la soledad y un mismo amor crepuscular. Son actrices de profesión, pero distanciadas por el éxito o el fracaso en su oficio: María (Carmen Belloch) trata de conseguir un papel en el mundo del teatro, mientras sobrevive como trabajadora de un club nocturno; Adela Bernal (Queta Claver), sin embargo, es una actriz consagrada que ha sacado adelante su propia compañía.
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Disponible en Fondos audiovisuales IVC (Centro de documentación y Archivo Fílmico)