Canet, Francisco

Estudia escultura en la entonces Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Valencia, y trabaja como artista fallero para el constructor Rafael Raga Montesinos. Forma parte de la Sección de Cartografía Militar del Estado Mayor de la Segunda República y, cuando acaba la Guerra Civil, Tadeo Villalba se lo lleva a Madrid para trabajar como ayudante de decoración en El huésped del sevillano (Enrique del Campo, 1940), su primera experiencia cinematográfica. Su habilidad para construir decorados, desde un palacio en Los misterios de Tánger (Carlos Fernández Cuenca, 1942) hasta una ciudad subterránea en La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944), pasando por el Café de París (1943), también de Neville, lo convierten en un constructor y también diseñador habitual para los estudios CEA, todavía presididos por Rafael Salgado, a quien recomienda habilitar dos talleres de escayola y pintura y un almacén de decorados. Canet incluso crea su propia empresa para atender los múltiples encargos que le van llegando, que incluyen desde el circo de La hija del circo (Julián Torremocha, 1945), la primera película que firma como director artístico, hasta el navío de La nao capitana (Florián Rey, 1947) y el hotel Embassy de Sin uniforme (Ladislao Vajda, 1948).