Escrivá, Javier

Descendiente de dos sagas de la nobleza italiana y española, empieza su carrera como actor gracias al director escénico José Tamayo, que le ofrece un pequeño papel en una gira teatral. A consecuencia de una errata de impresión, su apellido aparece en un cartel mal escrito —Escrivá en lugar de Escribá— y desde entonces decide utilizar este nombre artístico. Integrado ya en la compañía del Teatro Español, empieza a interpretar textos clásicos y enseguida debuta en el cine, en la comedia coral La rana verde (Josep Maria Forn, 1957). Su segunda aparición en las pantallas, como protagonista de Molokai (Luis Lucia, 1959), adquiere una gran trascendencia. El misionero belga consagrado a los leprosos que encarna le procura el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos (C.E.C.) y lo lleva incluso a ser recibido en audiencia por el Papa Juan XXIII.